El otro gabinetazo
Capital político
Por: Adrián Rueda
Una vez más, Andrés Manuel López Obrador dejó de lado las recomendaciones de sus principales asesores, quienes se inclinaban por nombrar un gabinete espejo, similar al que hay en países como Gran Bretaña, y prefirió hacer su propio gabinetazo.
El presidente legítimo, por no decir patito, presume que en su administración la mitad de las carteras serán ocupadas por mujeres, como si fuera cosa de cuotas y no de capacidades. Pero además es fácil repartir los huesos cuando no cuestan y son de a mentiritas.
Amén de que en su gabinetazo abunden sus fans y no buenos funcionarios, El Peje tendría que explicar qué es lo que van a hacer estos hombres y mujeres, quién les va a pagar, dónde van a despachar o si nada más se van a dedicar a criticar y a poner piedritas en el camino del presidente electo, Felipe Calderón.
El primer punto es revisar el equipazo que formó Andrés Manuel López Obrador y la experiencia que han tenido en la administración pública, como para ocupar tan importantes cargos. Porque el tabasqueño tiene tino para escoger a corruptos e ineptos y luego no responder por ellos.
El anuncio de su gabinete ya no ocupó espacios importantes,
por la sencilla razón de que ya no cuenta con la abultada cartera
del Gobierno del DF, que durante cinco años abrió con singular alegría hasta despilfarrar más de dos mil millones de pesos del erario en su imagen.
Ya sin lana, la convocatoria para el evento no tuvo el menor impacto y ni la televisión, a la cual pagó durante tantos años por reportar cada mañana sus ocurrencias, se interesó por el tema.
El tabasqueño es un hombre que no escucha razones ni consejos, por lo que no es extraño que se haya dedicado él mismo a elegir a su equipo. O sea, se volvió un pejeadhunter y de repente se acordó de José Agustín Ortiz Pinchetti para su secretario de relaciones políticas.
Ya se le olvidó que Ortiz Pinchetti es tan malo que hasta tuvo que correrlo, luego de culparlo por no haberse hecho cargo de parar las obras en el predio El Encino, como lo ordenaba un juez, y que fue lo que motivó el fallido drama del desafuero.
A Gustavo Iruegas lo nombró secretario de Relaciones Internacionales, puesto que le cae como anillo al dedo a este diplomático de carrera que siempre anheló la cancillería, e incluso la buscó primero con Vicente Fox y después con Felipe Calderón, pero finalmente se le hizo con El Peje.
Una cartera donde Andrés Manuel López Obrador se quebró el seso, o como él mismo decía, le salió una hernia de tanto pensar, es la Secretaría de Seguridad Pública y Justicia, que dejará en manos del maestro Bernardo Bátiz, su mejor escudero a la hora de impartir justicia. Claro, la justicia a como la ve el tabasqueño, donde ningún funcionario de su corrupto gobierno pudo ser enjuiciado, pero eso sí, sus enemigos políticos tuvieron que pagar con cárcel sus discordancias con él.
Claro que no podía faltar su ex oficial mayor, Octavio Romero, el mismo que autorizaba envío de camiones y todo tipo de enseres del gobierno del DF al municipio tabasqueño de Macuspana, gobernado por el hermano de su patrón.
Octavio estará en la Secretaría para la Honestidad y Austeridad Republicana (¿?), a donde seguramente se llevaría como subsecretarios a René Bejarano, Carlos Ímaz y Gustavo Ponce. ¿Cuánto costará mantener una Secretaría de Austeridad? Por supuesto, si la encabeza Romero, mucho, pues el funcionario despacharía desde el Sport City, a donde iba todas las tardes como funcionario del Gobierno del Distrito Federal.
Y como Rogelio Ramírez de la O no pudo explicar bien cómo iba a estar el asunto de los mil pesos de más que los mexicanos ganarían en automático si López Obrador era presidente, no legítimo, sino constitucional, perdió la carrera por la Secretaría de Hacienda, que quedó en manos de Mario Alberto Di Costanzo, consultor.
Ni qué decir de la Secretaría de Patrimonio Nacional, que recaerá en la esposa del hábil financiero Carlos Ímaz, Claudia Sheinbaum, quien es tan versátil que en apenas un sexenio ya fue secretaria de Medio Ambiente, cargo desde el cual llenó de gris la ciudad con los dobles pisos.
También la hizo de secretaria de Obras, pues fue ella la que negoció los jugosos y oscuros contratos de vialidades que acabaron con cientos de árboles, camellones, comercios y que siempre están en reparación, pues nomás llovió y los baches se reprodujeron como gremmlins.
También agarraron hueso Martha Elvia Pérez Bejarano, ex secretaria de Desarrollo Social que tuvo que renunciar al ser descubierta apoyando la campaña del Peje como funcionaria pública.
En la Secretaría de Educación, Ciencia y Cultura estará Raquel Sosa, la misma que fue echada por López Obrador de Desarrollo Social para darle su lugar a Marcelo Ebrard, cuando éste fue destituido por Vicente Fox de la Secretaría de Seguridad por inepto, y así por el estilo.
Pues ese es el gabinetazo legítimo que asumirá el 20 de noviembre luego de que Andrés Manuel López Obrador se cruce en el pecho la banda presidencial pirata que, por cierto, ya traen a la venta los ambulantes del Partido de la Revolución Democrática en el centro de la capital.
CENTAVITOS… Llamó la atención que el gabinete de El Peje sólo lo integren doce personas, como en La Última Cena que tuvo Cristo con sus apóstoles. Seguro fue coincidencia…
Por: Adrián Rueda
Una vez más, Andrés Manuel López Obrador dejó de lado las recomendaciones de sus principales asesores, quienes se inclinaban por nombrar un gabinete espejo, similar al que hay en países como Gran Bretaña, y prefirió hacer su propio gabinetazo.
El presidente legítimo, por no decir patito, presume que en su administración la mitad de las carteras serán ocupadas por mujeres, como si fuera cosa de cuotas y no de capacidades. Pero además es fácil repartir los huesos cuando no cuestan y son de a mentiritas.
Amén de que en su gabinetazo abunden sus fans y no buenos funcionarios, El Peje tendría que explicar qué es lo que van a hacer estos hombres y mujeres, quién les va a pagar, dónde van a despachar o si nada más se van a dedicar a criticar y a poner piedritas en el camino del presidente electo, Felipe Calderón.
El primer punto es revisar el equipazo que formó Andrés Manuel López Obrador y la experiencia que han tenido en la administración pública, como para ocupar tan importantes cargos. Porque el tabasqueño tiene tino para escoger a corruptos e ineptos y luego no responder por ellos.
El anuncio de su gabinete ya no ocupó espacios importantes,
por la sencilla razón de que ya no cuenta con la abultada cartera
del Gobierno del DF, que durante cinco años abrió con singular alegría hasta despilfarrar más de dos mil millones de pesos del erario en su imagen.
Ya sin lana, la convocatoria para el evento no tuvo el menor impacto y ni la televisión, a la cual pagó durante tantos años por reportar cada mañana sus ocurrencias, se interesó por el tema.
El tabasqueño es un hombre que no escucha razones ni consejos, por lo que no es extraño que se haya dedicado él mismo a elegir a su equipo. O sea, se volvió un pejeadhunter y de repente se acordó de José Agustín Ortiz Pinchetti para su secretario de relaciones políticas.
Ya se le olvidó que Ortiz Pinchetti es tan malo que hasta tuvo que correrlo, luego de culparlo por no haberse hecho cargo de parar las obras en el predio El Encino, como lo ordenaba un juez, y que fue lo que motivó el fallido drama del desafuero.
A Gustavo Iruegas lo nombró secretario de Relaciones Internacionales, puesto que le cae como anillo al dedo a este diplomático de carrera que siempre anheló la cancillería, e incluso la buscó primero con Vicente Fox y después con Felipe Calderón, pero finalmente se le hizo con El Peje.
Una cartera donde Andrés Manuel López Obrador se quebró el seso, o como él mismo decía, le salió una hernia de tanto pensar, es la Secretaría de Seguridad Pública y Justicia, que dejará en manos del maestro Bernardo Bátiz, su mejor escudero a la hora de impartir justicia. Claro, la justicia a como la ve el tabasqueño, donde ningún funcionario de su corrupto gobierno pudo ser enjuiciado, pero eso sí, sus enemigos políticos tuvieron que pagar con cárcel sus discordancias con él.
Claro que no podía faltar su ex oficial mayor, Octavio Romero, el mismo que autorizaba envío de camiones y todo tipo de enseres del gobierno del DF al municipio tabasqueño de Macuspana, gobernado por el hermano de su patrón.
Octavio estará en la Secretaría para la Honestidad y Austeridad Republicana (¿?), a donde seguramente se llevaría como subsecretarios a René Bejarano, Carlos Ímaz y Gustavo Ponce. ¿Cuánto costará mantener una Secretaría de Austeridad? Por supuesto, si la encabeza Romero, mucho, pues el funcionario despacharía desde el Sport City, a donde iba todas las tardes como funcionario del Gobierno del Distrito Federal.
Y como Rogelio Ramírez de la O no pudo explicar bien cómo iba a estar el asunto de los mil pesos de más que los mexicanos ganarían en automático si López Obrador era presidente, no legítimo, sino constitucional, perdió la carrera por la Secretaría de Hacienda, que quedó en manos de Mario Alberto Di Costanzo, consultor.
Ni qué decir de la Secretaría de Patrimonio Nacional, que recaerá en la esposa del hábil financiero Carlos Ímaz, Claudia Sheinbaum, quien es tan versátil que en apenas un sexenio ya fue secretaria de Medio Ambiente, cargo desde el cual llenó de gris la ciudad con los dobles pisos.
También la hizo de secretaria de Obras, pues fue ella la que negoció los jugosos y oscuros contratos de vialidades que acabaron con cientos de árboles, camellones, comercios y que siempre están en reparación, pues nomás llovió y los baches se reprodujeron como gremmlins.
También agarraron hueso Martha Elvia Pérez Bejarano, ex secretaria de Desarrollo Social que tuvo que renunciar al ser descubierta apoyando la campaña del Peje como funcionaria pública.
En la Secretaría de Educación, Ciencia y Cultura estará Raquel Sosa, la misma que fue echada por López Obrador de Desarrollo Social para darle su lugar a Marcelo Ebrard, cuando éste fue destituido por Vicente Fox de la Secretaría de Seguridad por inepto, y así por el estilo.
Pues ese es el gabinetazo legítimo que asumirá el 20 de noviembre luego de que Andrés Manuel López Obrador se cruce en el pecho la banda presidencial pirata que, por cierto, ya traen a la venta los ambulantes del Partido de la Revolución Democrática en el centro de la capital.
CENTAVITOS… Llamó la atención que el gabinete de El Peje sólo lo integren doce personas, como en La Última Cena que tuvo Cristo con sus apóstoles. Seguro fue coincidencia…
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